lunes, 20 de marzo de 2017

Un Conjuro en la Montaña

Por Sebastian Uran Figueroa


Era el mes de enero, había un atípico invierno y el sol brillaba por su ausencia, sucedían cosas muy extrañas en esa parte de la cordillera. Allí había un pueblo sinónimo de belleza, reinaban los paisajes montañosos, los gélidos aires y la gente buena; por una de sus calles pasaba un meditabundo joven, su mirada se perdía en el horizonte y parecía sumido en un letargo lleno de dicha.
Resulta que aquel joven hace seis meses había conocido una dama, ella era de nobles anhelos, de una hermosa sencillez, de dejarte una huella en las pupilas y sumirse en la más sublime experiencia onírica; esta dama lo visitará con el objetivo de subir a la montaña, la que siempre mira al sol, por esta razón el joven andaba en un ensueño, donde el mundo exterior se resumía a una masa amorfa inidentificable.
Pasaron un par de días hasta que llegó la dama que provocaba su dicha, tímidamente se saludaron derrumbando toda expectativa y empezaron a subir la colina sin mayor objeción. Empezó la magia.
Subieron y subieron cruzando miradas a escondidas hasta llegar al lugar donde sus muros se rompieron. Arboles dorados adornaban aquella llanura, los colibrís danzaban y las orquídeas sus mundos enlazaban, estaban en el páramo y no se habían dado cuenta pues no se dejaban de mirar.
Bajo la protección de una roca se quieren refugiar y un bosque paramuno separaba la realidad de la fantasía, miraron hacia el cielo y sus ojos se llenaron de una bella nostalgia. No pasó mucho tiempo para que esto cambiara, el día se opacó, los trinos circundantes cesaron, la neblina arropo sus cuerpos cansados y acentuaron temores en sus corazones. Un ser antiguo de impuros sentimientos se posó en frente de ellos los miró fijamente con la intención de transformarlos en seres inertes y opacos; ambos se asustaron, él dejó su ego para aceptar su cobardía, ella rompió su muro para que en su corazón él se pudiera refugiar, él le otorgó la valentía que le quedaba y ella comprendió que no hay cosa que él por ella no haría. Se tomaron de las manos y se marcharon al único lugar donde ese oscuro vibrato no los alcanzaría. Sus labios…
El ser oscuro utilizó todo su poder antiguo como la tierra y poderoso como el fuego, pero a medida que se besaban este ente perdía fuerza, la luna surgió, la neblina había desaparecido, el ser se desvaneció sin darse cuenta de su error, pues aunque poderoso antiguo y oscuro olvido que la magia más antigua y poderosa es el amor.

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