Era el mes de
enero, había un atípico invierno y el sol brillaba por su ausencia, sucedían
cosas muy extrañas en esa parte de la cordillera. Allí había un pueblo sinónimo
de belleza, reinaban los paisajes montañosos, los gélidos aires y la gente
buena; por una de sus calles pasaba un meditabundo joven, su mirada se perdía
en el horizonte y parecía sumido en un letargo lleno de dicha.
Resulta que aquel
joven hace seis meses había conocido una dama, ella era de nobles anhelos, de
una hermosa sencillez, de dejarte una huella en las pupilas y sumirse en la más
sublime experiencia onírica; esta dama lo visitará con el objetivo de subir a
la montaña, la que siempre mira al sol, por esta razón el joven andaba en un
ensueño, donde el mundo exterior se resumía a una masa amorfa inidentificable.
Pasaron un par de
días hasta que llegó la dama que provocaba su dicha, tímidamente se saludaron
derrumbando toda expectativa y empezaron a subir la colina sin mayor objeción.
Empezó la magia.
Subieron y
subieron cruzando miradas a escondidas hasta llegar al lugar donde sus muros se
rompieron. Arboles dorados adornaban aquella llanura, los colibrís danzaban y
las orquídeas sus mundos enlazaban, estaban en el páramo y no se habían dado
cuenta pues no se dejaban de mirar.
Bajo la protección
de una roca se quieren refugiar y un bosque paramuno separaba la realidad de la
fantasía, miraron hacia el cielo y sus ojos se llenaron de una bella nostalgia.
No pasó mucho tiempo para que esto cambiara, el día se opacó, los trinos
circundantes cesaron, la neblina arropo sus cuerpos cansados y acentuaron
temores en sus corazones. Un ser antiguo de impuros sentimientos se posó en
frente de ellos los miró fijamente con la intención de transformarlos en seres
inertes y opacos; ambos se asustaron, él dejó su ego para aceptar su cobardía,
ella rompió su muro para que en su corazón él se pudiera refugiar, él le otorgó
la valentía que le quedaba y ella comprendió que no hay cosa que él por ella no
haría. Se tomaron de las manos y se marcharon al único lugar donde ese oscuro
vibrato no los alcanzaría. Sus labios…
El ser oscuro
utilizó todo su poder antiguo como la tierra y poderoso como el fuego, pero a
medida que se besaban este ente perdía fuerza, la luna surgió, la neblina había
desaparecido, el ser se desvaneció sin darse cuenta de su error, pues aunque
poderoso antiguo y oscuro olvido que la magia más antigua y poderosa es el
amor.
es demasiado dulce, mi páncreas ¡duele!
ResponderEliminarjajajaja okey, que no te duela mas
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