martes, 14 de marzo de 2017

Muy Fría, Muy Salada

Por Monica Yurley Ramirez Moreno

Escucho sus gemidos y evito a toda costa mirar el rostro crispado de dolor, su mirada hincada y lagunosa mira al vacío, tiene calambres. Se siente como si rasgasen la piel en pedazos, pero a ella, por supuesto, le duele más.

Arrebatada otra vez de los brazos de Hipnos, preparo una poción inútil de agua tibia y sal, el vaso quema en mis manos, pero su trémula mano lo recibe, bebe con avidez, la insípida medicina huye de su garganta y escapa por sus lagrimales.

Mi bilis se revuelve e intento no demostrar mi animadversión; pero le desprecio, sus ojos siempre reflejan un ser deleznable y egoísta, me ha arrebatado del más puro placer tornando en mí, una esclava de la culpa y el rencor, nada puedo hacer y lo sabe, ¿por qué insiste en hacerme victimaria?


Será, así será, volveré a fingir que duermo profundamente, entonces, su macilenta figura sollozará mientras camina de habitación en habitación, pero si nadie la escucha y todos fingen. Así es, al final todo es como siempre, la maldita está sentada a los pies de mi cama y me mira con compasión.

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