viernes, 10 de marzo de 2017

Sin Ella

Por Johann Sebastian Cardenas Escobar

¡No sé!, ¡nada sé!, ¿tú lo sabes?, ¿no?, ¡ah!...; entonces has de saberlo, uno siempre debe preguntar acerca de lo que sabe, para así advertirnos que estemos en razón. Por lo tanto tú lo sabes…En mí caso no lo sé, y bueno ¿qué le vamos hacer?...

Lo único por asegurar es la Distorsión que regula todo. Sin embargo, algunos cuantos han intentado escapar, muchos al fin de lograrlo, pero ninguno efectuarlo, tan solo por el factor de incertidumbre y desasosiego, que genera estar cerca de besar la Libertad, desconocida para nuestras gentes, solo podemos asumir o anhelar sobre ella, pero sin llegar a conocerla, ya que el mismo desespero que nos arranca el subconsciente y nos obliga a huir, a su vez, nos enlaza a regresar a la Distorsión, al vivir en control, en la recta común, sin posibilidades, a la seguridad… 

Yo… Pero yo, así es, estuve limitando con división, emanciparte, y cesar el castigo, ¡y lo logré!… Pero nada sé, realmente pude superar la abstinencia qué me obligaría a regresar, pero velando por sí mismo, ignorando lo demás, y ahora bien, no podría ceder la mano de la Libertad a otros, e intentar salvarlos, ya que en un principio se las negué.

¿Entonces, la Libertad…? No existe… No ha de poder sobrellevarse en nuestra existencia, es incomprendida y solitaria, pero aun así ella sigue queriendo tocar nuestras manos y llevarnos con ella, guiándonos por el vacío sin fin.

Pero nada sé, lo quiero saber, y se debe hacer lo necesario sin importar consecuencia, la debemos afrontar, solo hay dos caminos, y por mi parte ya opté por el mío aunque egoísta, así fue como logré mirarte a los ojos, darte la mano, dejarme llevar contigo, y sentirte Libertad. 

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