El sol al nacer penetra en el secreto de aquella cuyo
nombre está olvidado. Frágil ella y de resplandor áureo deja pasar la cálida
luz matutina por entre su cuerpo, hermosas curvas que se abren a una misma
dirección como protegiendo esa oquedad en sombras. Aún dormidas una a una van
formando la gran cadena de dorados millares, diríase alhaja de sultán, y se
continúa en sinuosas curvas como revistiendo un cuerpo de jovial vestido
fiestero. ¡Ah vestidura de oro, mortaja de rey que vistes al gran ser! ¡Espíritu
anciano de órgano líquido y piel de corteza! ¿Por qué han olvidado apreciar tu
belleza y todo el espectáculo que apenas comienza?
Algunas se le han escapado a Morfeo y se han soltado del
vestido, cuerpecillo amarillo emancipado, excarcelado, libertino. Es tal la
coloración de amarillo vistiendo este espíritu anciano que se confunden sus
flores con frutos de oro, ¡centellante mina de avaricia y codicia! De
entre la fiesta de color entra un viento
raudo que sacude las hojas con furia y mueve el vestido al punto que, como un
gran salón lleno de parejas esperando a bailar, suena la bella música, el
espléndido vals y ellas, como delicadas bailarinas se sueltan y se van para
nunca volver. Una a una danzante van cayendo en generoso movimiento pendular;
suavizado por el aire el espectáculo es una gran lluvia de oro, torrente áureo,
tempestad de riqueza. Continua el vals sonando, es el vals de las flores la
música de lo particularmente bello, una melodía de unos instantes y de una vida
que termina. Un baile para terminar una vida y empezar otra. Es allí cuando la
música empieza a extinguirse y ya el vestido se ha disipado en miles de hilos
de oro, al bajar cada vez más los cuerpecillos amarillos se encuentran la seca
y gris llanura ¡Qué desidia, haber abandonado el seno de una madre y llegar a
la sequedad de la soledad!
Así lo que antes fue jovial vestido ahora es colorida
pradera, montes adornados de amarillo, una sábana que cobijará los pies
ancestrales. La libertad del instante, una dicha que da mucho pero dura poco.
Quien quiera ser libre que se libere de sí mismo primero.
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