jueves, 16 de marzo de 2017

Lucy y La Maldición del Desenlace

Por Luz angela Zapata Osorio

Juliette tenía un problema: la maldición del desenlace, era incapaz de concluir sus escritos.

Un día, Juliette se levantó muy temprano y aún sin desayunar, bañarse o hacer otra cosa, se dedicó a escribir. Las palabras aterrizaban en su mente como si fueran la letra de una canción que escuchara todos los días. En menos de dos horas ya había escrito diez hojas completas con una historia llena de conspiración, romance, ficción y sobre todo, revelación. Entonces llegó el momento de cerrar la historia. Juliette se reclinó en la silla y mirando el enorme poster pegado en la pared, se dedicó a pensar en todas las historias que conocía y la forma como habían terminado. No tardó en darse cuenta que su maldición había hecho su trabajo una vez más. Ahora su mente estaba en blanco en pleno clímax de la historia. Así que se quedó sentada en la silla todo el día sin lograr escribir una sola palabra más. 

En la noche cuando Juliette trataba de dormir, la lámpara del escritorio se encendió de repente. Luego, el lapicero con forma de sombrero comenzó a moverse cual si fuera sostenido por una persona surda. El corazón de Juliette se aceleró. En medio del silencio de la noche podía escucharse el deslizar de la punta del lapicero sobre el papel. Juliette se llenó de valor, se levantó y se acercó a la mesa para observar aquel impresionante fenómeno. Siguió la lectura poco a poco, a medida que la pluma se movía, entonces se dio cuenta que se trataba de la continuación de su historia con un desenlace tan complejo como el mismo inicio.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué estás escribiendo el desenlace de mi historia? - preguntó Juliette al aire como si hablara con una persona. El lapicero se detuvo, cambió de línea y comenzó a escribir: “Quiero demostrarte que no tienes una maldición sino que tienes miedo. Miedo de que las cosas buenas terminen, que las cosas no terminen como debería ser ¡miedo que las personas no puedan admirar el final de tus historias!”. Los ojos de Juliette se abrieron con sorpresa. Estaba aterrada, sin embargo, prosiguió con sus preguntas: “¿Cómo me deshago de ese temor?”. El lapicero escribió: “Solo debes entender una cosa: el desenlace de una historia no es más que el comienzo de otra”. “Pero… ¿Quién eres tú?” – Volvió a preguntar Juliette. 

“Soy Lucy, la protagonista de tu historia”. El lapicero cayó. 

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