viernes, 17 de marzo de 2017

Cuento Para Antes de Dormir

Por Felipe Correa

No tengas miedo, no hay nada que temer, solo cierra los ojos y todo terminará pronto… Piensa en aquel perro gris, ¿recuerdas?, el perro gris de tu pesadilla, el que viste cruzar por el pasillo hacia el cuarto de tu abuela mientras tenías la puerta de tu cuarto entreabierta; te quedaste acostado y no hiciste nada porque estabas demasiado asustado, casi petrificado. En la penumbra, nadie te culparía por ser un cobarde, y menos aún a tu corta edad; todos sabemos que las cosas malas son peores en la oscuridad, donde apenas se distinguen las siluetas. Cúbrete la cabeza con la manta y finge que nada está pasando, es solo un sueño, ¿recuerdas que eso pensaste? Ignora que viste aquel hombre disfrazado cruzando el pasillo con un cuchillo en la mano. Un momento después bajo la manta parecía que no podías respirar, te sofocabas, tuviste que descubrirte, las luces de los autos de la calle centelleaban iluminando con proyecciones fantásticas las paredes a intervalos irregulares, las miraste por un rato, sentiste una ingenua seguridad y te tranquilizaste un poco, no oías ruido, si esto no fuera un sueño seguramente tu abuela habría gritado por ayuda, ¿o es que estabas sordo de terror?

Te cuestionabas, inmóvil, hasta que sentiste que te volvías a dormir, ¿a dormir? ¡entonces sí estabas despierto! ¡no puede ser! abriste los ojos exaltado, jadeando, mientras por el pasillo viste pasar aquella figura macabra en dirección al cuarto de tus padres con la silueta inconfundible del cuchillo en la mano y el disfraz gris, afelpado y holgado.

Tu sudor frío había mojado las sábanas, tu corazón iba a estallar, ¿qué está pasando?, querías despertar, lo pensabas con fuerza, apretaste los ojos como si eso fuera a ayudar, pero finalmente te rendiste y los volviste a abrir, no veías nada, respiraste profundo, todo parecía estar más oscuro y silencioso que antes, quizá demasiado. Luego pasó un auto e iluminó el enorme perro gris al lado de tu cama que te miraba mientras levantaba el cuchillo. Ahora cierra los ojos, todo terminará pronto, seré rápido, nunca he hecho sufrir a un niño, no es de mi agrado. 

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