Por katlin paola navarro luna
Después
de una noche de sueños intranquilos, donde Rosita la profesora de Algebra
lineal le realizaba un supletorio sorpresa sin estar preparado, Carlos Samsa,
despierta convertido en una horrible mancha mohosa y supurante en la esquina
superior izquierda de su cuarto, hace más de tres días no salía, se sentía
abrumado por cumplir con sus deberes con la academia, en su familia era el
primero en obtener un título universitario y además de no tener los recursos
para vivir lejos de casa, pidió un préstamo para la vivienda y la alimentación
en aquella ciudad tan fría y extraña. No se había dado cuenta que habían pasado
tantos días, aquel día le había solicitado a la profesora de Seminario de
proyectos una cita para consultar su parte del trabajo final. El celular empezó
a vibrar sobre su mesa de noche, y en su afán de responder, se vio la mancha
desplazarse un milímetro desde donde estaba, al pasar los minutos y las horas
el celular seguía y seguía vibrando sin contestación alguna, otros miles de
mensajes y mails se agolpaban en la esquina superior izquierda de su teléfono,
ya suponía él que eran de su profesora, de sus compañeros, de su madre
preocupada porque hacía más de 5 días no contestaba sus llamadas. Carlos sentía
que despertaba de una horrible pesadilla: verde, viscosa, contaminante,
esporulante.
Golpes
en la puerta lo sacaron de ese irreal sueño fúngico, quiso levantarse para
abrir la puerta y se encontró de nuevo así mismo atrapado en ese cuerpo que
había convertido el aire en una serie de partículas flotantes, inundando el
plato de arroz de la noche anterior, el vaso de leche a medio acabar y la
cafetera con medio litro de café. Todo, absolutamente todo estaba plagado de
si, y el golpeteo de la puerta seguía y seguía, cada vez con más violencia,
gritando su nombre. Natalia, su vecina, guardaba una copia de la llave y su
madre entró, al ver todo en ese estado, cubrió su cara y empezó a llamarle en
el tono que solo él conocía cuando su madre estaba a punto de llorar, él
consciente de su nueva forma le respondió a ella buscando consolarle, su madre
solo vio esa mancha en la pared, verde y asquerosa que le respondía con una voz
que le recordaba a su hijo, con ese aire particulado que le tocaba la cara y se
la contaminaba, entre sollozos rompió a llorar sobre la cama. Su vecina Natalia
al ver todo aquello, sintió más que dolor asco y aunque apreciaba a su dedicado
vecino, y hasta había pensado para sí que algún día le robaría un beso, decidió
que lo mejor era hacer un lavado exhaustivo con anti hongos marca Éxito, barato
y efectivo como lo necesitaba, su madre que no tenía otra que las esperanzas
depositadas en la carrera de ingeniero de su hijo, sintió rápidamente la
cascada hacia la resignación y la aceptación, debía trazar su rumbo en sacar a
Carolina de la vida tan corriente que tenía y enfocarla en conseguir un hombre
que les diera la seguridad, futuro y protección que Carlos “el ingeniero” (como
le decían en el barrio) pensaba ofrecerles en un futuro próximo.
Salió
de aquella habitación repleta de antihongo, sintiendo como Carlos y sus esporas
se ahogaban y ahogaban, como sus esperanzas y el orgullo de saberlo el más
inteligente del barrio y de la familia. Y continúo su camino.
Genial. Muy chévere el cuento.
ResponderEliminarPobre Carlos
ResponderEliminarHay segunda parte hay que darle una segunda oportunidad a carlos
ResponderEliminarEs un cuento interesante, aunque siento que es algo corto. Es muy interesante como tratas de plasmar esos momentos en los que nos sentimos inferiores y las presiones son muy elevadas. Me gustaria saber como responde Carlos al exito y cuando las cosas le salen bien
ResponderEliminarMuy interesante! No dejes corta la historia, continua
ResponderEliminar#TeamCarlos
ResponderEliminarMuy chevere como expresas ese sentimiento de ahogo que en incontables ocasiones nos atrapa y nos posee, dejándonos un poco perdidos y fuera de nosotros mismos. También quiero leer la segunda parte!!!! #teamcarlos. Ahh, y me encanto el apunte del detergente ;)!
ResponderEliminarCreo que es el cuento UN que representa la caótica vida en la que los estudiantes se sumergen para dar cumplimiento a las exigencias académicas, sociales y familiares, días semanas, perdidos en el espacio hasta ser absorbidos por el mismo sin poder salir o despertar de esa pesadilla verde viscosa.
ResponderEliminarMe encantó el cuento. También estoy esperando una segunda parte. #TeamCarlos
ResponderEliminarPero si será que Carlos se merece esa segunda oportunidad??
ResponderEliminarAntes era explotación laboral y maquinaria burguesa, hoy es la critica al sistema educativo tradicional y encasillamiento intelectual.
ResponderEliminarSos una tesa, te felicito
ResponderEliminarMuy bueno, te felicito.
ResponderEliminarQuiero felicitarte por este cuento, me encantó de comienzo a fin... quedé con ganas de más. Espero que hagas una segunfa parte quiero saber mas del pobre Carlos.
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