Fue amor a primera vista.
Se enamoró de sus ojos azules, de sus músculos enormes, de esa sonrisa traviesa que
la invitaba a hacer locuras. Entre más lo observaba, más se sentía atraída por ese
cabello de rizos dorados, por la confianza con la que sostenía su tabla de surf, por la
forma en que se ajustaba esas gafas cuadradas que le daban un aire intelectual.
Jamás pensó encontrar allí al hombre de su vida. Nunca se imaginó que había estado
tan cerca del hombre perfecto.
Para ser honesta, siempre había huido de las citas y los eventos sociales. Además de
creer que en una discoteca no encontraría el amor, el miedo a quedar expuesta había
evitado que diera el siguiente paso, que se enfrentara a su sexualidad y reclamara el
amor pasional que merecía.
Al final, decidió recluirse en sus propios sueños con la esperanza de que algún día,
sin ningún esfuerzo, apareciera un hombre que le declarara su amor y le prometiera
la luna.
Había esperado durante años a que algo mágico ocurriera; sin embargo, la desgracia
de la cotidianidad la regresó a la realidad. Su vida no era muy diferente a la de
cualquier otra. Fue una tonta al creer que alguien la vería a través de las barreras que
había construido a su alrededor.
De esa forma, y con el corazón roto por ilusiones vacías, sucumbió a la necesidad de buscar a alguien y esforzarse por conquistarlo. Fue así como, después de meses de vacilación, consiguió acumular el valor para actuar.
Y todos sus esfuerzos valieron la pena. Él, aquel que la miraba con una sonrisa perfecta y su pecho descubierto, era el indicado. Con las manos temblorosas y la frente cubierta de sudor, respiró hondo y, lentamente, prosiguió a realizar el acto que sin duda lo llevaría a una montaña rusa de emociones. Tenía el amor en sus narices y esta vez no lo dejaría escapar.
Tocó entonces la pantalla táctil de su celular, vio una última vez las fotos de aquel hombre y deslizó su perfil a la derecha para indicar que le interesaba conocerlo a través de la aplicación de citas. No dudaba ni por un instante que “PapasitoSexy69” le correspondería de inmediato.
Gritó emocionada en su oscura y desordenada habitación. Finalmente, su historia de amor daría comienzo.
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