sábado, 18 de marzo de 2017

Apropósito de la Metamorfosis

Por Carlos Emilio Barrios Polo

Esta mañana recibí la inesperada visita de un insecto, en mis estragos mentales lo vi fijamente y el muy corresponsablemente; también me miró, sorprendentemente abrió sus pequeñas y grotescas fauces y entonces me habló: Mi nombre es Gregorio Samsa me dijo en medio de un chillido inteligible que muy locamente asimile como una voz frágil y aguda.

He venido a enseñarte algo -- dijo en tono algo aireado y prosiguió --- La metamorfosis es posible, se puede trasmutar el cuerpo y también el espíritu, yo soy la prueba viviente de ello---
Claro que la metamorfosis es posible pensé, el peso estrepitoso de los años nos lo dice cada día, la edad justiciera implacable nos enseña constantemente que nuestra biología nos transforma, y muchas veces ante el espejo, no logramos reconocer lo que esta hace con nuestros rostros y nuestros cuerpos.

No seas imbécil me dijo el impaciente insecto, continuando con su retahíla --es cierto la edad nos transforma, pero eres hombre no planta y lo que te distingue del vegetal es el destello de luz que emana de ti, ese destello es la prueba irrefutable de que además de carne eres espíritu. Transformar la carne es fácil, trasformar el espíritu es una tarea dispendiosa, la tarea que nos hace humanos, yo no lo entendí y mírame he cambiado de carne para poder cambiar de espíritu.

Tu necesaria transformación tiene un nombre – esa mujer a la que idolatras—si tu espíritu conmovido te distrae por un instante de lo que es importante y me refiero a ella, pues la metamorfosis de tu alma es el camino que debes seguir.
Muda el torpe egoísmo, muda las ansias de tenerla, muda la avaricia y la codicia, muda eso; múdalo en lo único que puede transformar no solo los cuerpos sino a la misma esencia de nuestra existencia, el amor, querido e impaciente humano.

Voló el revelador insecto, surcando el espacio y estoy seguro que jamás lo volveré a ver, dejando en el aire la consigna de la necesaria transformación que debo hacer, para renunciar a ti y tener lo que más anhelo: una imagen y un olor diáfano de ti que me acompañe siempre, como prueba de lo que realmente importa…

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