¡Gritaba! Sus extremidades se encogían y entrecruzaba sus dedos, estaba poseída, su
respiración iba de cortos jadeos a largos suspiros, parecía que había alcanzado el cielo y tal
vez él lo habría creído, de no ser porque cuando ella abrió sus ojos su compañero se mostraba
confundido, no habían empezado y ella ya lo había conseguido.
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