Entra, tomate tú tiempo y siéntate en mi alfombra. Es
difícil perseguirse si nadie viene detrás tuyo, así que concentrate, respira
muy hondo, si quieres cuentas números o letras o cuenta con que ya no estás
contigo.
Te fuiste, no me avisaste y aún sigo aquí, me estás
mirando, nos reflexionamos, nos conocemos. Pero no lo suficiente. Esta vez soy
otra, y entonces me confundes con tu sombra y pasas de largo. Todo lo que he
escrito hasta ahora solo lo entiendo yo, pero lo escribiste tú.
Descubro que somos dos. Muy distintas, no tan
distantes. Pero… ¡Ya me cansé! Sal de mi habitación, sacude la alfombra antes
de irte, no quiero que te enteres que estuviste aquí.
Veo que estamos confundidas, así que quiero un trago
amargo, o dos. Uno para ti, uno para mí. Nunca te extraño, por eso te escribo,
para extrañarte. Ahora tú o yo. ¿Quién se quedará?, no puede haber dos cuerpos en
el mismo lugar. O tal vez sí. En el mismo espejo.
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