viernes, 24 de febrero de 2017

Palabras

Por Freddy Bolanos Martinez

La palabra es complicada señor, no vaya usted a creer. Piense en toda esa gente que estudia años y años para aprenderla, y así y todo se equivoca. Tan difícil que es poner las palabras en el orden que es, con la intención propicia, en el momento oportuno… Si no me cree, pregúntele a un enamorado, a un político, a un deudor moroso, o a un estudiante que sale a hacer una exposición. Si eso de la palabra fuera sencillo, valiente gracia: Todos seríamos poetas, cronistas, escritores. Pero no es lo es, no señor.

Lo peor de la palabra, es que es traidora la desgraciada. Usted de pronto le pone empeño, estudia, piensa bien en como componerla, y a pesar del esfuerzo, la infeliz sale y hasta se le puede volver en contra. La miserable no sabe de lealtades: Va y le dice a los demás lo que a ella le da la gana. ¿Cuántas guerras y rencillas se hubieran podido evitar si la palabra hubiera permanecido fiel al que la pronunciaba? Pero el problema es que la palabra, una vez dicha, no es de nadie. Ella va y viene, caprichosa y sin consideraciones. Por eso es que a veces algunos creen entender en ella tantas verdades, y otros simplemente la dejan pasar como si no dijera nada. 

La palabra es veleidosa, desatenta, descuidada, beligerante, difusa, traicionera, irreversible, despótica e irrefutable. Pero sobre todo señor, la palabra es valiosa. ¿Cuánto vale una palabra correcta a tiempo? ¿Cuánto le han costado al mundo las palabras mal dichas o mal recibidas? 

Algún día, alguien, en alguna parte, va a pronunciar las palabras más bonitas que se hayan escuchado jamás. En alguna otra ocasión, alguien inventará las palabras para curar el cáncer, o lograr la paz mundial. ¿Qué no daría cualquier persona por conocer esas palabras ya mismo? ¿Qué no daría cualquiera por escuchar las palabras que lo saquen de un problema, que atraigan el amor deseado, o que le ayuden en su carrera? 

La palabra vale mucho, sí señor. Por eso es que le digo: Fueron tres minutos, me debe seiscientos pesitos por la llamada... 

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