martes, 28 de febrero de 2017

El Gesto del Escritor

Por David Andres Florez Betancourt


-Se me pidió diseñar un cuento corto.

- ¿Diseñar? quieres decir, redactar.

-Poe, se quedó mirando por un momento la silueta de aquel rostro que lo interrogaba desde la penumbra. Pensó en un viejo maestro de lectura e interpretación, que solía apilar en perfecto orden cronológico, sobre un gigantesco escaparate apoyado contra la pared; las obras de grandes escritores clásicos. Recordó aquella vieja recopilación con su nombre en la tapa de uno de los ostentosos volúmenes, en la que estaba contenido Ligeia sin lugar a fallo alguno de la memoria.

 Se acercó al pequeño cubo de metal en el que acumulaba trozos de papel enrollados como revistas de entretenimiento general y extrajo una hoja en particular de entre algún montón. Extendió el pedazo de papel y con tono plano, algo prepotente, leyó de un fragmento la última parte de un viejo poema: “afirman que la obra es la tragedia <˂El Hombre˃˃ y su héroe, el Gusano Conquistador.” Al terminar arrugó en sus manos el papel y lo usó para encender la estufa.

Mientras calentaba el agua para preparar el tinto de la noche, Poe abrió la vieja laptop que estaba en descanso sobre la mesa, justo al lado de un radical vaso con refresco de cola, unos audífonos, una servilleta con trazos coloridos que simulaban el antiguo logo de Randome Hause o de alguna otra compañía distribuidora de home video y un frasco de acetaminophen.

Abrió el programa de edición de formato, seleccionó la medida y la forma del plano, determinó manualmente el tema de fondo, eligió entre la lista de caracteres, encuadró la distancia entre párrafos en 1,08, trazó el tamaño de la página nuevamente un tanto descontento con la decisión anterior, montó rápidamente un fondo con pequeñas esferas de color que parecían diluirse una sobre la otra, dando continuidad a la próxima y finalmente digitó unos caracteres sobre la página. Se detuvo por un momento para extraerse los lentes del rostro, alcanzó un pañuelo de un estuche cercano y los limpió un poco mientras exclamaba- Hay gestos que se le parecen.

17 comentarios:

  1. Desearía saber como continua! Logro atraparme :)

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  2. Quedé con la intriga del gesto que se le parece... ¿Cuál será? - Qué es lo que pretende escribir en aquel escritorio tan meticulosamente detallado. Me gusto.

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  3. Muy bueno, envuelve y motiva a esperar la segunda parte! :)

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  4. Me encanto, no sabia que tenias ese talento.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Interesante propuesta, a mi modo de ver denota un sincretismo muy cool entre el estilo narrativo de Poe (y su tiempo), con el afán, la presión y mas características del mundo contemporáneo.

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  7. brutal!!, queda uno con ganas de seguir leyendo y de dar varios escenarios me gustó muucho

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  8. Muy buen relato, para cuando tenemos la continuación

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  9. El cuento no pretende seguir, porque en sí mismo, cumplió con decir de trasfondo, lo que tenía que decir respecto a un asunto particular. Aunque quién sabe. Habrá que hacerle seguir para calmar esa sensación de escozor que deja el flujo de la historia.

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  10. ....donde sale la tristeza entral.locura ..

    Muy cierto

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