Ella soñaba con alcanzar el amor, lo que no sabía, era que ese amor soñaba con
ella también. Soñaban con conocerse y en sus pensamientos siempre se fundían
en un beso que los completaba y los vitalizaba.
Una mañana despertaron, atrapados por las sábanas y sumergidos en un abrazo,
apreciaron un sol tímido que a hurtadillas por la ventana se colaba, develando esos
ojos en los que siempre se quisieron reflejar. No entendían, ni cómo, ni cuando
habían llegado a ese momento, aún así, nada querían cambiar, simplemente
disfrutar por una vida más, la felicidad de volverse a encontrar.
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